20050921

Cuestiòn de tiempo

Es un día de un tiempo raro. Un tiempo sin nombres, un tiempo sin apuros, sin mejillas sonrojadas. No son frecuentes las largas caminatas en busca de un teléfono, a cualquier hora de la tarde y, ciertamente, no llamo a nadie con otros nombres cursis.
Aún así sigue siendo tu tiempo.
No porque no te llame…no porque no me veas dejé de estar aquí. No porque no te llame dejé de añorar tus palabras y tus extrañas maneras de contestar el teléfono.
Sigue siendo tu tiempo porque en mi vida eres eterna. Porque nunca amé como te he amado. También porque has sido toda mi vida guardada en un frasquito pintado de puntitos. No sabes, ha sido hermoso caminar a tu lado, despertar a tu lado, soñar a tu lado, despertar a tu lado, dormir a tu lado, esperar a tu lado, siempre y cuando haya sido a tu lado, aquí de lejos no se siente bien. Por eso agradezco a la vida que me haya dado la oportunidad de cruzarme un tu camino, de ser tu conejo y de que seas mi pollo. Porque creo firmemente que nada en esta vida me ha hecho más felíz.
Yo sé que ahora, en tu vida el tiempo no es el mío. Y no tienes idea de cuanto lo lamento y de cuanto me he recriminado el ser tan egoísta y tan irresponsable con mis afectos, aunque nunca lo admita públicamente, como para haber tomado decisiones que cortaron en dos nuestros sueños, nuestra vida juntas, que ha sido mi norte durante muchos años. Nada puedo hacer más que decirte que a pesar de ser tan tonta, y de haberme equivocado de una forma indescriptible, yo te amo, te amo tanto que pasan los años y el agua bajo el puente y no te olvido.
Quizás la distancia que habrá, toda esa agua salada, me hace extrañarte más y por eso te digo todas estas cosas que están dentro de mí. Quizás he cambiado tanto que ahora necesito decirte las cosas que me suceden dentro, no sé. El caso es que te voy a extrañar muchísimo más de lo que te extraño cada día que no estás conmigo.
Siempre te voy a amar.

20050322

El Sol de los Desiertos de la Muerte. Capítulo II: El Libro.

Aquella noche, mis padres habían invitado a toda la familia a conmemorar el día en que los abuelos llegaron de otras tierras, como muchos otros inmigrantes, después de meses hacinados a bordo de un viejo barco, con el sueño de construir un futuro mejor para su descendencia. Era de gran valor para los Lombardi, celebrar lo valiente y gran aventurero que en vida fue el abuelo Bruno. Siempre pensé que recordarlo los hacía olvidar, que al dejar de ser niños, la llama de la curiosidad por el mundo y sus enigmas, que el nonno les había inculcado, simplemente se había diluido entre la rutina y las cuentas por pagar.
Nunca fui un chico de habilidades sociales muy desarrolladas y, a menudo, las palabras que salían de mi boca eran solo las suficientes para expresar alguna idea. Fue así como, aconsejado por mi yo introvertido, me escapé en silencio del bullicio del montón de italianos graciosamente ebrios que danzaban tarantela, en que se habían convertido mis parientes y, en la privacidad de mi habitación, me dediqué a observar el peculiar obsequio del viejo Maca.

A simple vista parecía tan solo un libro más, aunque pude notar que era muy antiguo. Sus hojas amarillentas y gruesas, eran cubiertas por tapas duras de madera, forradas en un cuero marrón bastante envejecido. De qué iba entonces?, me pregunté, pues no tenía título visible, al menos no en letras. Solo una especie de sello que en alguna ocasión seguramente fue dorado, y que el tiempo y las muchas manos en las que quizá estuvo, hicieron opacar. Sentía tal curiosidad por descubrir su contenido, pero era tan hermoso y a pesar de ser tan solo un viejo libro, su sola estampa ya me hablaba de historia, me hablaba de personas y de vidas, de momentos que mi imaginación infantil se esforzaba por recrear. Así que preferí saborear un tiempo más la tarea de observarlo en detalle, como digno nieto del abuelo Bruno, sintiéndome un valiente aventurero en busca de la pista que me condujera a mi próxima aventura. Saqué mi lupa y una pequeña linternita que contrarrestara la oscuridad de mi habitación. De pronto y sin aviso, se abrió la ruidosa puerta de mi habitación. Y tras ella mi madre, que en un ataque inesperado de emoción familiar se decidió a sacarme de mi refugio solitario y de la importante labor que hacía segundo me proponía emprender, para lanzarme en medio de mis alcohólicamente eufóricos tíos reviviendo lo más profundo de su herencia italiana.

20050319

El Sol de los Desiertos de la Muerte - Capítulo I : El Viejo Maca.

Es aquí y ahora cuando puedo observar con detenimiento los acontecimientos que me han puesto en este lugar, este lugar que probablemente será mi última morada. Es aquí y ahora cuando mi mente maltrecha, es apenas capaz de regalarme un viaje en el tiempo, a momentos felices, momentos que creí eran plenos y que , sin embargo, guardaban dentro de sí mismos todas y cada una de mis decisiones poco acertadas.
Cierro los ojos y veo a ese pequeño chico rubio que solía ser, sentado en el jardín de mi casa, mirando las estrellas, lanzando al cosmos todas las preguntas de su cabeza sin escuchar respuesta. Conformándose con las respuestas que el hombre había escrito en los libros, al fin y al cabo, era mejor una respuesta incompleta que un silencio infinito. Al menos eso pensaba.
Fue en esos días cuando apareció en mi vida el viejo Macario. Golpeado por los años y la vida, que se unieron para darle una buena lección, Viejo Maca, como yo lo llamaba, era un tipo de baja estatura, de piel canela, muy pero muy arrugada, de mirada perdida, profunda pero perdida en lo más oscuro de su pensamiento, del que pocas veces salía con consecuencias para mí inesperadas.
Una de esas tardes en las que observaba el cielo abierto ante mis ojos, El Viejo Maca se acercó caminando con una gran bolsa negra cargada en la espalda. Estaba todo sucio, como de costumbre, pero en su mirada se podía percibir una extraña luz. Con una sonrisa dibujada en su acanalado rostro, se sentó a mi lado y comenzó a decir palabras inconexas sobre las estrellas y planetas, el sol y la luna, el pasado y el presente. Yo lo miraba asombrado, quizás porque me era difícil concebir que aquel harapiento señor, que apenas dejaba salir una que otra palabra, de pronto disparara sin control tan descomunal cantidad de ideas dispersas.
De pronto, Viejo Maca entró en un silencio tan súbito como su hemorragia de ideas, me miró y sin decir palabra alguna sacó de su gran bolsa un antiguo libro, lo puso en mis manos y, sin despedirse, simplemente se marchó.

Bomba Lógica

Abre los ojos, debemos insertar esta pequeña cánula.
Está bien, ya se encuentra en el sistema.
A partir de ahora recorrerá cada nervio, activando recuerdos olvidados,
dando significados nuevos a cada palabra, acción y pensamiento, que serán manejados fuera de tu cerebro a nuestra voluntad.
Al principio estarás un poco confundido pues no sabrás distinguir el límite entre lo que es realidad y lo que es fantasía, no solo en el pasado, esta reacción se extenderá hasta tu futuro y presente. Quizás se apodere de tí una súbita sensación de angustia. No temas, es normal, tu vida ya no será percibida de la misma manera, pues en términos de tu relación con el mundo, habremos alterado la lógica de tu universo conocido.
Recomendamos contrarrestar los síntomas con algún supresor neuroquímico o, simplemente consumir cuantos cigarrillos tolere tu organismo. Entendemos los efectos devastadores de la alteración artificial de la memoria en el cuerpo humano, despues de todo, establecimos un código de interacción binario entre la mente y la comprensión de tus experiencias vividas como individuo.
Sin embargo, en tu caso ha sido necesario ejecutar un procedimiento en extremo radical. Se hizo imprescindible reorganizar la información de tu cerebro, pues es tan vasta y vital para la supervivencia de esta especie en particular, que no corrimos el riesgo de perderla en la latente psicopatologíacongénita que estabas a un paso de desarrollar.

20050306

Sueños Vívidos

Sin darme cuenta mis ojos se cerraron,
un corte eléctrico me obligaba a salir de mi burbuja virtual y a sumergirme en otra burbuja, un poco más onírica aunque no menos irreal que la anterior. ahí estaba, siendo succionada hacia una situación inesperada, deseando refugio, deseando con vehemencia, que ya es bastante malo, refugio entre tus brazos. Sintiéndome sola, temblando de ansiedad, una ansiedad más fuerte que cien mil cigarrillos, necesitando habitar un lugar entre tus brazos, como si fuera el único lugar en el mundo que pudiera salvarme del dolor.
Fué indescriptible la sensación...
Sin decir palabra abriste tus brazos, mirándome...creo que sentí algo que solo alguna vez había sentido, pero esta vez elevado al infinito. Nunca había estado tan a salvo, nunca había sentido que estaba exactamente donde siempre quise estar. Con lágrimas en los ojos, solo sentía...sentía.
Inesperadamente se coló por una grieta un pensamiento...será real?, podrá ser esto real?, podrá existir en la vida tanta felicidad?. Me aferraba a la idea de que aquello realmente estaba sucediendo, pero sabía que en cualquier momento mis ojos podrían abrirse, acabando para siempre con un momento de felicidad perfecta.
Llegó así la luz, acabando con todo en cada rayo que entraba por mis ojos. Desperté abrazando a mi almohada, como en cualquier cursi canción de amor. Desperté sintiendo el vacío que un sueño vívido por un momento llenó.
 
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